Cómo ahorrar energía en la vivienda

Cómo ahorrar energía en la vivienda

Cómo ahorrar energía en la vivienda

Cómo ahorrar energía en la vivienda

Durante este confinamiento nos hemos dado cuenta de lo que gasta nuestra vivienda. Tener que pasar todo el día en casa y, además, hacer todas las actividades en ella ha hecho que las facturas de energía hayan aumentado hasta en un 40%.

Al ser más consciente de lo que gasta nuestra vivienda, hemos sido más conscientes también de la importancia de ahorrar en este sentido. Muchos han mirado por primera vez su factura de electricidad y gas natural durante este confinamiento.

Veamos cómo podemos ahorrar energía en nuestra vivienda de forma sencilla.

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Puede que te parezca raro que, para ahorrar, tengamos que gastar en algo así. Sin embargo, es un buen gasto que un experto analice el gasto de nuestra vivienda y su comportamiento para ver si puede haber problemas como fugas de aire o problemas con los sistemas de climatización o electricidad.

Mejora el aislamiento

Tener un buen aislamiento en la vivienda hará que la temperatura de la casa se mantenga más estable, por lo que necesitaremos menos energía para calentar o enfríar la vivienda.

Lo mejor sería poner ventanas de doble cristal y marcos de PVC. Si no existe esa posibilidad, sella con burletes la parte interna del marco para evitar que pase el aire.

De cara a la llegada del verano, mantén las persianas bajadas durante las horas del día que haga más calor y sube la persiana y abre la ventana por la noche, cuando ya empiece a rebajarse la temperatura.

Intenta mantener una temperatura agradable de cara al verano en la vivienda, que serán unos 25 grados

Ahorra en iluminación

Está claro que, de cara al verano, usamos menos luz artificial porque tenemos más horas de luz natural. Sin embargo, por la noche y la mañana seguimos necesitando de este tipo de iluminación.

La mejor manera para ahorrar aquí es cambiar las bombillas tradicionales por bombillas LED. Éste tipo de bombillas consumen incluso un 80% menos que las tradicionales. Si bien son más caras que las tradicionales, el gran ahorro que conllevan las convierten en una gran inversión, que se recupera a corto plazo.

Otra de las formas de ahorrar es usar la iluminación justo. En ocasiones, tenemos 20 bombillas encendidas y podríamos apañarnos con 2. Tener interruptores de luz que nos permitan encender sólo una parte de las lámparas que necesitemos para la parte de la estancia ocupada hará que ahorremos en electricidad.

Adiós al stand by

Muchas veces dejamos los diferentes aparatos en stand by, pensando que así no gastan. Sin embargo, el stand by consume casi el 11% de la factura de electricidad.

Usar regletas generales con interruptor de encendido y apagado nos permitirá desconectar todos los aparatos cuando dejemos de usarlos.

Controla el agua caliente

Ya sea en las duchas, en los programas de la lavadora o al lavar los platos, utiliza agua fría.

Lo bueno del verano es que el agua fría de la ducha se agradece. Además, si la ropa de la lavadora no está muy sucia, los programas con agua fría la dejarán perfecta.

Si eres de las personas que necesitan agua caliente en la ducha incluso en veranos, puedes rebajar la temperatura del calentador de agua. La temperatura de serie suele estar en 60 grados. Si bajas la temperatura a 40 grados, la sensación seguirá siendo de calor pero ahorrarás mucho.

Climatización

La temperatura adecuada para una vivienda en verano está en torno a los 25 o 26 grados. Cada grado que reducimos supone un aumento del 7% en la factura.

No hay que dejar encendido el aire acondicionado cuando no estemos en casa. Si queremos tener la casa fresquita para cuando lleguemos, existen termostatos inteligentes que nos permiten encender el aparato de forma remota o determinar horarios de encendido.

Tarifas de energía

Una vez que ya hemos conseguido reducir el consumo y, por ende, la factura, aún hay formas de ahorrar más. En ocasiones, la gente tiene tarifas de energía muy caras, y una simple comparación de tarifas nos puede permitir ahorros mensuales elevados.

Además, existen tarifas, como la discriminación horaria, a las que la gente tiene miedo, pero que permiten ahorrar bastante en la factura de electricidad. Este tipo de tarifas dividen el coste del consumo en dos horarios, uno caro y otro barato. El horario barato coincide con las horas nocturnas, puesto que la demanda de energía es menor.

La gente le teme a la discriminación horaria porque se creen que hacen el mayor consumo en el horario caro. Sin embargo, según diferentes estudios, sin cambiar nuestros hábitos de consumo, el cambio a discriminación horaria nos podría suponer un ahorro del 20% en la factura, que podría llegar al 40% si realizamos los mayores gastos (lavadoras, hornos, lavavaillas) en el horario barato.

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